miércoles, 13 de julio de 2016

ESTRATEGIAS PARA DETECTAR Y MANEJAR A LOS “BULLIES” EN EL TRABAJO


Lynne Curry en el boletín de la American Management Association del pasado 16 de junio planteaba la importancia de detectar en las entrevistas de trabajo a dos de los tipos de profesionales más “tóxicos” ya que si no lo hacemos tarde o temprano se mostrarán como realmente son y producirán daños colaterales en nuestra organización, tales como la desmoralización de los compañeros productivos, el aumento del absentismo y la rotación de éstos, antes de que nos podamos librar de ellos.

Estos dos perfiles son:

1.- Bullies tipo “Jekyll y Mr. Hide”. Halagan a aquellos de los que buscan obtener oportunidades y de los que esperan conseguir ventajas. Son unos expertos manipuladores y su objetivo es triunfar independientemente de lo que les cueste y de los “cadáveres” que vayan dejando en el camino. Roban el crédito de los esfuerzos de los demás y sus compañeros y subordinados pronto perciben sus “garras”. Establecen su estatus en las organizaciones al tiempo que debilitan la relación de otros profesionales de las mismas con sus jefes y viceversa.

2.- Los “asesinos de reputaciones”. Derriban a los demás para sentirse ellos más altos. Difaman sin piedad a sus víctimas, repitiendo historias que desacreditan a aquellos que sienten que están en su camino para eliminarlos o desacreditarlos. Actúan sin ningún remordimiento y disfrutan con los resultados que obtienen. Su veneno acaba impregnado los equipos de trabajo.

Se pueden detectar en una entrevista haciendo las siguientes preguntas:

¿Cómo reaccionas ante las críticas?

¿Cuáles son tres de tus puntos débiles?

¿Cuáles son varios logros que tú y tus equipos habeís alcanzado? Describirlos.

Estos tipos de personalidades tienen dificultad para contestar las dos primeras preguntas. Pueden responder, por ejemplo: “ Si la crítica aporta algún valor la aprecio” o “Aquellos que muestran poca energía me frustran aunque he aprendido cómo motivarles”. Con esta última respuesta están realmente criticando a los demás y no señalando sus “talones de Aquiles”.

Como respuesta a la tercera pregunta estos “bullies” escondidos se centran en sus logros y rara vez mencionan los de los demás.

A la hora de pedir referencia para detectar personalidades tipo  “Jekyll y Mr. Hyde” es útil buscar compañeros de trabajos anteriores a los que no haya mencionado como referencias, ya que contarán la verdad, no así sus superiores que con frecuencia seguirán encantados con ellos.

Los “asesinos de reputaciones” en la entrevista de forma sutil o directa procurarán arruinar el carácter de sus anteriores jefes y colaboradores, con indirectas sobre su ética profesional o mencionando otros aspectos negativos de estos. Si se les contrata el que lo hace será el siguiente.

Al pedir referencias sobre ellos las personas suelen mostrar una conducta de duda y suelen contestar que prefieren no decir nada, lo que suele significar: “prefiero no decir nada ya que estoy asustado no vaya a ser que se entere”.

Si buscamos en las redes sociales para intentar ver lo que el candidato dice sobre los demás o preguntamos a otros profesionales en el sector que le conozcan lo que el candidato va diciendo de sus anteriores jefes veremos que se manifiesta un patrón tendente  a hablar mal y a minar la reputación de éstos.

Curry, en un boletín anterior, el correspondiente al 25 de abril, propone una serie de sugerencias para manejar a los “bullies” si nos los encontramos en el trabajo. Éstas son:

1.- Tomar el control. Los “bullies” se caracterizan por sus ataques por sorpresa que dejan a sus destinatarios sin capacidad de respuesta. Podemos sorprenderles respondiendo con preguntas que les desarmen. Por ejemplo si preguntan: “¿Cómo has podido tener una idea tan ridícula? podemos contestar “¿Qué idea brillante es la que tienes en lugar de la mía? O si nos dice “Pareces un perro”, responder “¿De qué raza?”. En el momento en que nos conteste hemos tomado el control de la conversación.

2.- No caer en su juego. A los “bullies” les gusta jugar al juego de avergonzar/culpar, utilizando comentarios denigratorios como armas. No hay que tragar toda la basura que nos arroja, porque entonces se convierte en nuestra basura. Si por ejemplo nos dice “Estás gordo” le podemos preguntar “¿Y eso qué te importa a ti?”. Al no entrar en polémica dejamos claro al “bully” y a cualquiera que pueda estar escuchando que los insultos de éste le pertenecen sólo a él y no a nosotros.

3.- Marcar los límites. El concepto del “bully” de dar y tomar consiste en que el coge y los demás dan. Si trabajamos con uno se apropiarán de todo nuestro trabajo hasta que seamos capaces de decirles seriamente que no vamos a permitirlo más. El truco para un establecimiento de límites eficaz está en mantenernos profesionales y decirle lo que vamos a hacer y lo que no. Por ejemplo si nos está interrumpiendo constantemente con la exigencia de que le ayudemos  en el momento que él demanda decirle que lo haremos cuando hayamos terminado lo que estamos haciendo y que vamos a enseñarle cómo tiene que hacerlo para que la próxima vez lo haga él sólo.

4.- Preparar un arsenal de posibles respuestas. A los “bullies” les gusta insultar delante de más personas para aumentar la humillación de su víctima. Debemos tener preparada una lista de respuestas para neutralizar sus insultos del tipo: “Buen intento”, “Disculpa….”o “¿esto es lo mejor que puedes pensar?”.

5.- Mantener el autocontrol. Debemos tener la habilidad de pensar y ser capaz de verbalizar nuestros pensamientos, funciones correspondientes al hemisferio cerebral izquierdo, junto a la habilidad de reaccionar y desarrollar enfoques creativos, que se encuentran en el hemisferio derecho. Con la respiración adecuada seremos capaces de recobrar la capacidad de valorar simultáneamente la situación en ambos hemisferios y podremos relajarnos y responder a la actuación del “bully” con calma y serenidad.




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