viernes, 22 de julio de 2011

PARÁBOLAS DEL LIDERAZGO III


EL COMPROMISO DEL GENERAL

Nos situamos en el siglo IV antes de Cristo; el período de las disputas feudales entre los grandes principados de China. El gran general Chin estaba sentado en su cámara del palacio real con Meung, el que iba a ser designado pronto general de la tercera división, a su lado. Un mensajero, el teniente Yu, acababa de llegar con un informe sobre la logística de la próxima batalla entre la primera división del general Li y la segunda división del Principado Wei, mandada por el general Su.

“Gran general, dijo el teniente Yu, traigo buenas noticias. La primera división disfruta de una importante ventaja. Nuestras tropas superan en número a las de la segunda división en la proporción de cuatro a uno, están bien provistas de armas y los regimientos están bien alimentados. El general Li me envía para aseguraos que la victoria será nuestra, la bandera Chin ondeará para siempre”. Cuando el gran general examinó el informe, su rostro reflejaba que la angustia se había apoderado de él. Cerró los puños y ordenó al teniente Yu que enviara refuerzos y volviera al campo de batalla enseguida.

Después de que el teniente hubo partido a toda prisa, el gran general, se dirigió al balcón y miró el horizonte. “¡Ay”, dijo a Meung, de nuevo otra división de nuestro principado caerá derrotada”.

Meung estaba perplejo. “Gran general, dijo él, perdone mi atrevimiento, pero no logro entender por que está usted tan convencido de eso. La división del general Li cuenta con muchos más hombres y más armas que la división del general Su, y sin embargo, usted está seguro de que la victoria no será nuestra. ¿Cómo puede ser eso?

El gran general miró con tristeza a Meung, pero no contestó. Lo que hizo fue llevar a Meung a un gran lago que había detrás del palacio. Cuando el gran general y Meung se sentaron en una roca, el general tiró al agua un pequeño trozo de papel durante un tiempo, Meung se mostró intranquilo y preguntó de nuevo: “Gran general, ¿cuál es el significado de esto? He meditado sobre el papel durante más de una hora y su lección no me ha aclarado nada ni ha proporcionado la respuesta a mi pregunta”.

Una vez más, el general no respondió sino que hizo que Meung le siguiera. Pasearon hasta llegar a un arroyo muy estrecho y rumoroso. De nuevo el gran general tiró un trozo de papel al agua. Esta vez el papel no permaneció quieto sino que se desplazó rápidamente y desapareció. El gran general se volvió hacia Meung; “¿Comprendes ahora por qué la división del General Su triunfará y no la nuestra?”.
Meung, todavía perplejo, le pidió al general que se explicara. “Meung, dijo el general, la primera división, grande y con muchas armas, se parece al lago. Pero, observa la posición del general Li. Supone con tanta arrogancia que va a obtener la victoria que no lucha. Está estacionado en la retaguardia, no ocurre así con el general Su. Él está en primera línea, junto a sus tropas y ha situado la retaguardia de su división junto al río. Su compromiso de morir con el fin de ganar generará a su vez un compromiso de las tropas. Lo mismo que este arroyo rumoroso, que se precipita en una dirección, arrastra el papel fácilmente mientras el lago no lo hace, así la división de pequeño tamaño, pero unificada en el compromiso, vencerá. Recuerda, las armas y los hombres son importantes, pero el compromiso del general es el que determina la victoria”:

Cuatro días más tarde, el teniente Yu y sus refuerzos llegaron al lugar de la batalla. La bandera que ondeaba al viento era la de Wei, no la de Chin. La primera división había sido derrotada.

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